domingo, 9 de noviembre de 2008

Octubre Rojo

Perdonad, pero el último mes ha sido muy duro para mí, y por eso no he podido acercarme a un ordenador que me dejara escribir. Imaginaos, si toda la gente tiene problemas en octubre, ya sean relacionados con los estudios, el trabajo o la familia, para una gata que tiene que ir a cuatro patas por todas partes, salvar el mundo y encima fingir que es un animal de compañía (y acudir a los grupos de ayuda para no comerme los peces del acuario) no os quiero ni contar.

Una cosa tan simple como, por ejemplo: un grupo terrorista que quiere atacar a la población con una bomba biológica y esparcir una plaga de pulgas por la ciudad. En principio, esto no me debería suponer más de un par de días de trabajo. En cambio, tener que hacerlo en las horas que me quedo sola en casa para pasar desapercibida y que nadie me eche de menos. O como la penúltima vez, que me raptaron y pasé todo un día fuera soportando torturas (como la de las cosquillas en las patas o la del baño gatuno... ¡¡qué horror!!). Menos mal que se habían ido de fin de semana, que si no ya la tenemos liada con que si ahora la Lola se ha escapado, que si denúncialo, que si pon carteles...

¡¡Desquiciada me tienen!! Encima ahora últimamente él pasa más tiempo en casa que nunca. Me explica (creyendo que yo no le entiendo) que la crisis ha provocado que le echaran, que no hay derecho, que la culpa no es suya pero que siempre pagan los mismos...

Está claro que yo no pago nunca (y nada de marcas blancas: A mí, Royal Canin o nada), pero la crisis también me afecta a mí: ya no me dan tantos premios cuando me porto bien, y encima... ¡¡Ayer me bañaron!!

En serio, puedo soportar torturas milenarias sin decir ni miau, puedo estar varios días sin comer (excepto por el jamón dulce), pero eso de que me bañen... me saca de mis casillas!! Tendría que haberlo visto venir: Primero las caricias: <>. Luego, me cogen en brazos, una dentro esperándome con los guantes puestos, la puerta se cerró a mi espalda y ya era tarde: entre arañazos, intenté huir pero me había dado cuenta tarde. Era inminente, ahí estaba el líquido antipulgas...

Fue horrible, aunque luego pensé que si un día cae otra bomba llena de pulgas yo seré inmune y ellos perecerán bajo las picadas de tanto bicho repugnante. Puede tener un lado bueno...

viernes, 3 de octubre de 2008

Soplando velitas

Me encanta cumplir años. Sobretodo teniendo tan pocos. Es decir: cuando un abuelito de 80 y pico de años cumple un año más, ¿qué porcentaje se le suma? Uno sobre 80. ¡¡Nada!!

Aunque a esas edades la verdad es que cumplir años se convierte en todo un reto... Vale, mal ejemplo. Pero lo habeis entendido, ¿verdad? Pues ahora pensad en alguien que sólo tiene 2 años. ¡¡Pero si es el 50% de mi vida!!

Para mí sí que es muy importante cumplir años, porque encima valen por 7 o por nosécuántos!! Un día, en la tele dijeron que los gatos no viven más de 16 o 18 años, o sea que muchos no son, y hay que aprovecharlos.

¡¡Gente, disfrutad de la vida que es muy corta!! Cortad con los malos rollos, gozad de las amistades y llevaos bien con todo el mundo, que es muy fácil ser feliz.

Cuesta muy poco ayudar a los demás, y no hace falta ser un superhéroe (aunque a mí me ayuda...).

¡¡Feliz cumpleaños!!

miércoles, 1 de octubre de 2008

No sabeis lo agotador que es ir de boda: levantarte temprano, prepararte el traje o vestido que vas a llevar, maquillarte (he visto que sólo lo hacen las mujeres. A los hombres no les hace falta: no ganarían nada), preocuparte de qué vas a regalar a los novios,... o eso parecía aquella mañana de
sábado donde en casa estaban todos revolucionados: el uno que si qué camisa me queda mejor, la otra que si ahora no encuentro el recogido de pelo que pega más con mi cara, que si ahora busca por Internet dónde está la iglesia y el restaurante,...

Yo no tenía ningunas ganas de ir. Es más, ya avisé de que no iría, que no los conocía de nada (una vez creo que vinieron a casa, pero no les hice mucho caso...) y que así se ahorrarían mi cubierto, que vale una pasta. Por eso, me preparé para un sábado de relax en casa, mirando alguna película de las que me gustan (La Gata sobre el Tejado de Zinc, Los Aristogatos,...), prepararme un buen tazón de leche con Whiskas y dejar que la comodidad del sofá hiciera el resto...

...A no ser que surgiera alguna alarma cercana. En ese caso ya había dejado mi supertraje lavado, planchado y escondido debajo de la cama, entre aquellas dos cajas de zapatos que nunca tocaban (me parece que están vacías...).

Pero no me importaba. Al contrario, me sentía útil en este sociedad humana donde todo el mundo se queja mucho con la familia y los amigos pero nunca hace nada por cambiar su situación. Además, estar toooodo el día estirada ya sea en la cama, el sofá o encima del armario me hace cadera, y es una manera peculiar de ejercitarme.

A lo que iba: aquella mañana de sábado, donde los miraba a los dos desde el pasillo, preparada para correr por si a última hora se les ocurría meterme en el transportín y llevarme con ellos (¡¡odio ese transportín!!), pintaba muy relajada: como había crisis la gente no salía a comprar ni a gastar dinero y nunca llevaban demasiado efectivo encima, por lo que los atracos quedaban descartados. Los accidentes de tráfico... no era ningún fin de semana de puente ni de fiesta, en principio nada de nada. Incendios... nunca digas nunca.

En fin, que todo podía ser. La alarma, bien cerquita de donde siempre cargaban el teléfono móvil (uno u otro siempre se les quedaba sin batería, y de esta manera si sonaba podía disimularlo muy bien) estaba conectada y lista para sonar.

Ellos dos por fin escogieron la camisa, se maquillaron, compraron las medias que necesitaban porque las otras se les habían roto y se fueron.

Tranquilidad, soledad, silencio, paz.

...
...

¡¡Por favor, que pase algo!! El reloj ya daba las cinco y pico de la tarde, estaba a punto de terminarme la segunda temporada de Garfield... ¡¡y la alarma seguía sin sonar!!

Es posible que se deba a la crisis, al fútbol o a las bodas, pero los sábados son muuuuuy aburridos si no tienes nada que hacer...

lunes, 29 de septiembre de 2008

Hace ya casi una semana que salí por ahí por primera vez. No, no fue "de servicio", no, sino de juerga. Bueno, de juerga... me llevaron a pasear por el barrio, y como aún soy pequeña (eso creen, por lo menos) era de día.

Yo no estaba acostumbrada a ir por ahí junto a Sergi y María, yo a lo que estaba acostumbrada era a ponerme mi capa y mi antifaz y salir a desfacer entuertos como el Capitán Trueno. Esto es como en las bodas, que los hijos que fuman tienen que guardar las apariencias y decirle a los padres: "No, papá, yo no fumo... bueno, vale, pero sólo uno, ¿eh?" ...y quince minutos más tarde ya se están encendiendo otro, y otro, y otro... (¿Por qué los hijos siempre escogen las bodas para anunciar su adicción al tabaco?).

Había que guardar las apariencias, y comportarme como una inocente acompañante cuando prueba su primer cigarrillo, estoooo, cuando va a pasear con sus compañeros de piso, por lo que no dije ni miau cuando fuimos a la Rambla Prim y me dieron una bolsa con una camiseta, un lápiz, un ticket y un mapa del barrio.

¿La búsqueda del tesoro? ¿Aquí? ¡¡Pero si ya vine yo para buscarlo por esta zona hace algunos meses y no encontré nada!! Pero claro, eso ellos no lo saben. En fin, habrá que seguir disimulando...

¿Tastatapas? ¿Y eso qué es? La camiseta blanca que me hicieron ponerme nada más darme la bolsa y recoger a los demás era bastante ridícula, pero claro, no digas nada porque mimimi... en fin...

Total, que la idea era ir paseando por el barrio, pararnos en unos cuantos bares y comer tapas y beber hasta reventar. Menuda gracia, yo que me mataba en el gatnasio para mantener mi figura, ahora teníamos aquel reto. Genial.

¡¡¡8 bares!!! Con sus correspondientes 8 tapas y sus 8 bebidas (Para Jordi, Laia y Sergi eran cañas. Para las demás, agua fresquita) y 4 horas comiendo. ¡Jo! Ahora entendía por qué aquella mañana no me habían puesto mis Friskis de dos sabores de por la mañana, ni ellos habían desayunado: ¡¡¡¡Para que nos cupiera todo aquello!!!

Bueno, la verdad es que estuvo bien, comimos bastante, nos divertíamos y reíamos mucho, y la compañía era muy muy buena. Ahora: Como lo repitan sin avisar irán ellos, porque yo no me puedo permitir estos atracones, que estoy a dieta y luego no puedo saltar ni volar porque me pesa la barriga.

¡¡¡Un miau para todos ellos!!!

domingo, 21 de septiembre de 2008

La buena vida

La verdad, desde que vine a Barcelona que vivo la mar de bien: duermo las horas que quiero, como lo que me apetece, tengo una grata compañía...

Pero además de la vida de perros (o de gatos) que llevo, tengo una doble identidad: cuando me quedo sola en casa y nadie me ve (¡¡esto no lo vayais diciendo por ahí no sea que mis "compañeros de piso" se enteren y me encierren en una jaula!!)...

¡¡Me convierto en la Gata Justiciera!!

Una especie de Superheroína, pero no sólo con humanos y personitas de dos patas, sino sobretodo me dedico al sector de los semovientes, es decir: los animales.

Es una larga historia. Tiene que ver con una vieja maldición ancestral o algo parecido, pero eso no tendrá demasiada importancia.

Lo que importa es que soy una gata, que sé escribir y que tengo una interesante vida que contar.

Y ésta es mi historia...